Tras una corta estancia en la ciudad de Lima por motivos de salud, de regreso a Chimbote en el trayecto del viaje escuchaba unos lindos valses que había tenido a bien seleccionar una guapa terramoza. Es viernes por la noche y ya en casa con risueña nostalgia a causa de las vivencias pasadas y melodías recientemente oídas, he decidido escribir unas líneas para reflexionar en torno a la identidad del chimbotano, los viernes en el puerto siempre han sido de peña, frejolada de pato y tertulia, siendo así, me considero hoy día con licencia para escribir sobre el tema.
Todo pueblo contiene una serie de características específicas que lo definen como tal: historia, tradiciones y costumbres etc. que todas juntas configuran su identidad de comunidad, la identidad de un pueblo no es un concepto estático, es un proceso que hay que construirlo, para ello es necesario conocer nuestro pasado, comprender el presente y proyectarnos al futuro, asumiendo el compromiso de forjar identidad.
En calidad de miembros del Consejo de Administración de la Cooperativa de Ahorro y Crédito de los Trabajadores de Sider y TPS, algo hicimos por la identidad de nuestro puerto, cuando acordamos convocar el concurso el Himno de Chimbote; también apoyamos decididamente la recopilación de canciones dedicadas a Chimbote que hiciera el extinto conocido Poeta y Compositor Nacional Pietro Luna en el álbum LP “Homenaje a Chimbote”, donde se incluyen valses, polkas, guarachas, cumbias canciones que entonces se entonaba y bailaba con frenesí en cuanta reunión social, todas ellas hermosas canciones, sin embargo la compilación denotaba la ausencia de un género musical que nos identifique, a diferencia de los pueblos del interior de la región que cuando se asentaron en nuestro puerto trajeron como parte de su identidad su género musical y su danza, su huayno y pasacalle, etc.
El actual alcalde provincial en los eventos musicales que a la fecha ha realizado con ocasión de las efemérides de la ciudad ha demostrado generosidad en el gasto y buen gusto en el tema musical, pero eso solo no basta, falta un trabajo planificado para forjar identidad, hay que reorientar el gasto, evitar el derroche y aprovechar mejor los tiempos de bonanza económica, no solo se trata de convocar al pueblo para que escuche, vea, beba y aplauda sino, lo más importante, que participe con su creación artística.
En mi opinión, podríamos lograr la participación de la juventud y de los mejores compositores a nivel nacional, si destinamos los mismos recursos a la realización dos actividades: un festival de la canción criolla y un concurso de baile de vals criollo en Chimbote, el éxito estaría garantizado si logramos el concurso de la empresa privada, lo realizamos todos los años y logramos despertar el interés en todo el país y la participación de compositores como José Escajadillo, Polo Campos y nuestra juventud universitaria, más si el premio al ganador signifique un buen incentivo, lo cual es básico.
Si Trujillo tiene su marinera que lo identifica y la comparte con orgullo y el Callao con el apoyo de sus alcaldes ha logrado una fama salsera que lo identifica a nivel nacional e internacional, ¿por qué no podemos nosotros hacer lo mismo y mejor aún con el vals que es parte de nuestra tradición?
A la culminación de los eventos indicados no solo vamos a tener al ganador del Festival de la Canción Criolla en Chimbote, la canción ganadora y el campeón del concurso de baile de vals criollo, sino que además, tendremos muchas otras canciones dedicadas al puerto igualmente bellas que seguramente entonaremos y tararearemos todos con entusiasmo, además de esta forma estaríamos fomentando el turismo interno y motivando a nuestra juventud a componer canciones, hacer música, danzar lo nuestro y si pasado algún tiempo el Concejo Municipal decide cambiar el nombre a una de nuestras calles que no conmemoran a ningún héroe, como por ejemplo a la Av. Buenos Aires o Camino Real que podría pasar a ser la Av. Del Criollismo o si se prefiere el nombre de algún grande del criollismo estaremos forjando identidad del modo más rápido.
Surge un interrogante ¿Por qué el vals criollo? Simplemente porque ha estado presente desde hace muchas décadas en el puerto, memorables son la verbenas que se realizaban en el Club Social Cultural Filarmónico en su antiguo local de la 2da. cuadra del Jr. Manuel Ruiz, mi generación aún recuerda con risueña nostalgia las noches de peña que se armaban allí y más recientemente en otros locales del puerto como el Mediterráneo, El Chauchi, La Taberna y La Palizada donde se armaban peñas y jaranas inolvidables con guitarra, cajón y frejolada de pato, potaje éste durante mucho tiempo acompañante fiel de amanecidas de cheleros, pisqueros y roneros que gustaban pasar las noches oyendo cantar a los bardos criollos del puerto acompañados de repiquetear de cajones y finos acordes de guitarra.
La música criolla ha deleitado a generaciones de chimbotanos y ha sido sinónimo de alegres encuentros y pintorescas anécdotas, el vals siempre ha estado presente en la comunidad, pero le ha faltado el apoyo de las autoridades para que se consolide como parte de su identidad. Es tiempo de dárselo.
A diferencia de lo que algunos creen, nuestra identidad no tenemos por qué buscarla en el pasado más remoto ni danzando con brincos y gritos eso no es lo nuestro, por ese lado vamos a terminar adorando al sol, así no es, esa no es la imagen que como comunidad queremos proyectar.
Es importante reorientar la frustración de la juventud hacia la creación artística, recordemos cómo lo más selecto del cancionero criollo fue escrito: Felipe Pinglo compuso “El Plebeyo” cuando se enamoró de Gianinna y el padre de ésta, industrial italiano la envío a Florencia donde sus abuelos, por ello la canción dice “Después de laborar vuelve a su humilde hogar/Luis enrique, el plebeyo, el hijo del pueblo/el hombre que supo amar/y que sufriendo está esa infamante ley/de amar una aristócrata siendo plebeyo él/”
“Hermelinda”, hermoso vals compuesto por Alberto Condemarín con el corazón destrozado por el amor no correspondido, antes de que Hermelinda Rivera se casara con Felipe Pinglo, ("Para calmar la duda que tormentosa crece, acuérdate Hermelinda, acuérdate de mí… malévola es tu ausencia temiendo mil azares enferma tengo el alma u herido el corazón.. Seré tu fiel amante que tormentoso llora…") los tres ilustres personajes Hermelinda, Felipe Pinglo y Alberto Condemarín vivían en Barrios Altos.
“Corazón” este hermoso vals, Sotomayor lo compuso cuando su esposa estaba siendo operada y él con un amigo, que lo acompañaba en el hospital, salieron a tomar un café. El amigo, para levantarle el ánimo le dijo: "Lorenzo, hay que mirar hacia adelante, hay que reír". Don Lorenzo contestó: "Reír, quién habla de reír" seguidamente, en una servilleta comenzó a escribir "Reír. / ¡quién habla de reír! / si en la vida todo es / sólo sufrir, sólo llorar. / Creer. / en la felicidad, / sólo es un sueño loco…y así podemos seguir citando ejemplos donde producto de la frustración sale lo mejor del alma.
Seguramente algún acucioso lector con justificada inquietud podrá esgrimir que debemos forjar identidad en otros campos, le doy la razón cuán importante sería realizar un concurso de comprensión lectora para niños de primaria por aula en los colegios públicos con premios para el profesor y el aula para diferenciarnos de las otras regiones por contraste por nuestro mejor rendimiento y que se diga, del deporte, disciplinas como el ajedrez y el ping pon, etc. donde con poco dinero se puede hacer bastante. Finalmente quiero concluir este meditar con las palabras de un sabio economista francés contemporáneo: “El saber occidental intenta desde hace veinticinco siglos, ver el mundo. No ha comprendido que el mundo no se mira, se oye. No se lee, se escucha…hay que aprender a juzgar a una sociedad por sus ruidos, por su arte y por sus fiestas más que por sus estadísticas” Jacques Attali 1995.
Por Manuel Ortiz Lucero
Ex Gobernador de la Provincia del Santa
Publicado en el Diario La Industria
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